Despues de su
muerte el 2 de abril de 2005, el Beato Juan Pablo II continúa haciendo y siendo
lo mismo que hizo durante su vida terrena: ser testigo. Fue y es, continúa
siendo en el corazón de la Iglesia y del mundo, un gran testigo.
Pensemos como Paulinas que a cada una de
nosotras, el Señor tambien nos dijo: seréis mis testigos en el mundo de hoy. Los
apóstoles cumplieron su deseo diciendo a todos que Él no está muerto, que vive,
que en Él está la salvación. ¡Qué formidables fueron los apóstoles, sus
primeros testigos!
Su santidad nos
enseñó a defender la vida con valentía en todos los areópagos del mundo, a
hacernos presentes en nuestro momento histórico y ser la voz de los que no la
tienen, ser voz de los no nacidos, ser voz de los ancianos olvidados y
abandonados, ser voz de los que sufren la violencia de otros. Verdaderamente, el Beato Juan Pablo II fue y es testigo fiel, elocuente y auténtico del amor, amó donándose, y amó hasta el extremo. Y todo esto
podemos hacerlo utilizando los medios de la comunicacion social.
Como Hijas de
San Pablo presente en el mundo, ¡que su santidad nos enseñe a tomar con más
entusiasmo y generosidad nuestra misión Paulina! Que descubramos cada día el
don que hemos recibido para responder a este don con amor y responsabilidad!